LA AUTODEFENSA ARMADA DEL CAMPESINADO
Carlos TapiaLos daños ocasionados por la violencia política armada que durante 15 años
asoló el país, son de gran magnitud. Las secuelas de la guerra interna se presentan
de manera más dramática entre la población que habitaba en las zonas directamente
involucradas en el conflicto, pero se expresan también en diversos y complejos ámbitos
de la vida ciudadana, en los cambios producidos en el Estado y en el despliegue de
sus FFAA, en la aparición del nuevo escenario político nacional, en nuevos
comportamientos y patrones culturales donde el uso de la fuerza como medio para
resolver los más variados problemas se ha hecho sentido común en vastos sectores
de la población, etc.
Casi todas las secuelas reportan un sentido regresivo para la democracia y
el mejoramiento de la calidad de vida de los peruanos. Su encaramiento debiera
comprometer tanto los esfuerzos del Estado como de la sociedad en su conjunto para
la asistencia de las viudas y huérfanos, de los heridos y mutilados, de los niños
traumados, de los que sufren carcelería por haber sido injustamente acusados como
terroristas, etc. etc. Por las características del daño en estas víctimas de la
guerra, se encuentran impedidas de cumplir un rol protagónico en la solución de sus
problemas; anhelan sólo que se les ayuda a cicatrizar sus heridas o paliar sus
sufrimientos.
Pero, como producto de la guerra interna también se han producido otras secuelas
que tiñeron de una manera específica y colectiva a determinados sectores de la
población que sufrieron con mayor intensidad sus consecuencias. De los problemas
comunes por los que atravesaron, surgieron nuevas identidades colectivas que, en
algunos casos, se plasmaron a nivel organizativo permitiéndoles constituirse en
actores protagónicos en la solución de sus problemas, de los derivados de la
violencia y de los preexistentes al inicio del conflicto armado.
A nuestro entender, la experiencia de la gestación de la autodefensa armada
del campesinado y su organización en miles de comités de autodefensa en el campo,
además de haberse constituído en uno de los elementos claves para la derrota del
terrorismo, conlleva potenciales aspectos progresivos, útiles para la construcción
de un nuevo poder democrático y para el mejoramiento de la calidad de vida de los
pobladores de esas zonas.
Al análisis del por qué de la derrota senderista en el campo, de la historia
y vicisitudes de los comités de autodefensa, de la rica experiencia acumulada así
como de sus perspectivas, le dedicaremos las páginas siguientes conscientes del
carácter inicial y aproximativo que tienen, pero con la esperanza de que servirán
para la discusión y posterior profundización de este importante tema.